Correría el inicio de la segunda mitad de los ochenta, cuando mis abuelos, en su clásica escapada de asueto a las Islas Canarias, nos trajeron esta joya:
Esta maravilla de la electrónica es un Sinclair ZX Spectrum 16k con teclado de goma (característica que sin duda lo hace más entrañable aun).
La creación de este precursor del aparato que en este momento tiene frente a usted, se la debemos a Sir Clive Marles Sinclair, a quien le he de estar eternamente agradecido por los buenos momentos que me hizo pasar. Ayudándome de igual manera a mejorar mis capacidades de concentración, memoria y psicomotricidad, entre otras innumerables cualidades, como fomentar la cooperación interpersonal (¿verdad, Dani?), la imaginación y la paciencia (al menos 15 minutos de espera para cargar un juego le otorgan a uno ese don).
La publicidad de la época no se imaginaba que los efectos producidos a los usuarios de este sistema pudiesen adjetivar de este modo a su creación, por lo que se dedicaron a hacer campañas publicitarias del estilo a: "Lleve la contabilidad de su casa", "Disfrute también con sus programas de entretenimiento" o "Aprenda a programar y cree sus propias utilidades y juegos" y cosas por el estilo, que lejos de ser alguna ventaja, tal vez sean los mayores inconvenientes que tenían estas máquinas. Me explico:
La filosofía de los aparatos Spectrum fue básicamente la misma en todas los modelos que se comercializaron. se trataba de una consola que constaba de microprocesador, memoria y teclado. Todos venían con un sistema de programación en sus ROMS, el Basic, un sistema de programación no estructurado y rígido y que en su versión preinstalada era difícil de depurar o localizar errores.
Recuerdo haberme pasado una mañana entera (y más de 3 y de 4) copiando código Basic desde la "Microhobby" a mi querido ZX y tras releer linea tras linea y miles de series de números separados por comas, cuando por fin conseguíamos que funcionase, lo máximo que habíamos conseguido era tener un reloj como el que salía en la cabecera de la primera edición del Telediario de TVE (de 14:58 a 15:00).
Debíamos añadirle además, lo efímero de estos programas, pues en la mayoría de los casos un error interno llevaba al traste toda las horas invertidas sin que quedase ningún bit grabado en ningún sitio. Por eso la conexión DC de la fuente de alimentación al ZX era un perímetro de máxima seguridad cuyo menor tropezón podía acarrearnos hasta lágrimas de rabia y pena. (algo que también sucedía con fases avanzadas en los juegos).
El resto de utilidades "ya hechas", como las llamábamos, que venían con las revistas, poca más utilidad nos ofrecian, y llegaron a desaparecer, dejando sólo hueco para los juegos, que será lo que nos ocupe a continuación:
Los juegos del ZX, al igual que las aplicaciones que quisiéramos meterle, se hacían a través de "cinta minicassette" la misma que hasta hace no muy poco fue desbancada por el CD y a la que tantas horas de pirateo de pletina a pletina le dedicó mi generación.
Esta cinta, se introducía en el reproductor grabador mono, con el volumen casi al máximo y se tecleaba la clásica rutina Load ""
Piiiiiiii, pip
Piiiiiiiiii, piiiii...
Si todo ha ido correctamente, nos encontramos ya en la pr
Tras cinco minutos de carga, más o menos, el dibujo de presentación del juego salía en nuestras pantallas. También podía pasar que el dibujo no se viera correctamente y en la pantalla aparecieran grandes cuadrados parpadeantes alternándose con lo que debería ser la cabecera. Este era un indicativo de que los datos no se estaban transmitiendo correctamente y entonces lo que debíamos hacer era retornar al punto inicial e intentar de nuevo la carga bajando un poco el volumen del reproductor.
Esto también fomentaba la experiencialización de los jugadores "Dejame a mí, que este cacho me le sé pasar".