Travesía urbana

Si algo hay en nuestro pueblo tan característico como la "Fuente de la Aurora" o tan típico como las "Pantortillas", esas son las tradicionales obras en el pavimento. En resumen, decir "Reinosa" es decir "aceras levantadas".

Mi infancia son recuerdos de calles poco iluminadas con socavones y baldosas sueltas o rotas y vallas metálicas que anunciaban obras e invitaban a caminar por la carretera junto a los coches.

Es de destacar un especial talento de alcaldes pretéritos como Cotero, quien conseguía realizar obras en calles alternas, de modo que al acabar una, pudiese seguir con la siguiente y de este modo dotar siempre de un aspecto de provisionalidad a la imagen de la ciudad.

Transcurrido un plazo de varios meses (llegando a años en el mejor de los casos), cuando al fin la faena de una calle era concluida, siempre se contaba con la colaboración de una empresa de suministros, que con la disculpa de meter tal tubo o renovar una acometida, en poco tiempo nos devolvía esa peculiar imagen de escombro y zanja.

Otro recurso que nos ha permitido mantener un circuito de moto-cross permanente en el municipio ha sido la adquisición de materiales de construcción de baja calidad. Losas que ayudadas por los bruscos cambios de temperatura han conseguido desgajarse en no más de un año. Y las que durante el periodo invernal sobreviven a la climatología adversa, siempre pueden ser rematadas en el estío por el peso de varias toneladas de plataformas cargadas de carrozas artísticas durante las fiestas locales.

Este mosaico de piezas de distinta procedencia, formas dispares, variopintos estilos arquitectónicos conforman la estética urbana local. Si en el futuro, un día, una civilización avanzada, descubre bajo metros de tierra sepultada nuestros caminos peatonales, tal vez concluyan que los antiguos pobladores de la tierra tenían por costumbre dificultar el normal tránsito de los ciudadanos por sus calles para hacer más amena su estancia terrenal.